A cuantos de nosotros no nos pasó entrar a una librería y ver a padres y/o a madres pidiendole al vendedor determinado producto, y allí surge la pregunta del comerciante, pregunta que condenará a cientos y cientos de niños y de niñas a vivir una infancia poco feliz: ¿es para nena o varón? Claro, si la madre dice "varón" le traeran toda una gama de productos azules, verdes o celestes con diseños y dibujos de aviones, de autos de carrera, y hasta de soldados. En cambio si la madre le dice al vendedor "nena" se le ofrecerán una bateria de productos y útiles que van desde el color rosa al colorado.
Planteando esta situación que muchos de nosotros vive tan común y ni siquiera nos llama un instante a la reflexión, me pregunto ¿algún padre o alguna madre se dará vuelta a preguntarle a su hijo/a qué color prefiere? ¿qué le gusta? Porque todo parece indicar que las cosas funcionan así y sólo así, es rosado o celeste, y obviamente el rosa para las niñas (acompañado de la irreal y nunca bien ponderada Barbie, en el peor de los casos) y para los níños el celeste o el azul. Entonces ya desde la más temprana edad se nos va acostumbrando a vivir la sexualidad como algo binario, en donde no hay más opciones que las ya etiquetadas; aquellas prescripciones de fábrica.
En nuestro país tenemos la oportunidad de involucrarnos en una batalla cultural hermosa, en donde cuestiones tan simples como esta se discutirán junto a otras tan complejas como la adopción o la ley de identidad de género.
Es tiempo de amplificar el panorama respecto al sexo, al género, a las sexualidades; es hora de ampliar el debate y de tener los ovarios y las pelotas para asumir que ya es tiempo de que tengamos una Argentina verdaderamente PARA TODOS Y PARA TODAS.
Sin nada más que decir (por ahora) que: "Abre tu corazón y lo entenderás".
Rodrigo Teves
Prensa y Difusión de ALuDiS
tevesrodrigo@hotmail.com
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