miércoles, 27 de octubre de 2010

Una gran pérdida para la democracia


En el día de hoy murió el ex presidente Néstor Kirchner. Luchador incansable y defensor de los Derechos Humanos; hoy nuestro país esta de duelo. En el marco del feriado nacional con motivo del Censo Poblacional 2010, comenzó la mañana soleada del 27 de Octubre pero minutos más tarde el cielo se vestiría de gris al conocer la triste noticia del desceso del ex mandatario.
La democracia argentina no ha alcanzado jamás -históricamente- el nivel de superación del que goza hoy. Gran parte de este proceso transformador comenzó allá por el año 2003 cuando asumía la presidencia de la Nación Néstor Kirchner. Cabe señalar que más allá de intereses o cuestiones partidarias particulares que sean susceptibles a su persona, es innegable que fue un luchador insistente por el sueño de miles de parejas de gays, lesbianas, bisexuales y trans, para poder acceder al derecho que antes tenían negado: el matrimonio igualitario.
Desde ALuDiS expresamos nuestro más profundo dolor al saber que una de las voces más fuertes a favor de la igualdad nos dejó. Sólo nos queda el legado de un hombre, un padre, un político que supo hacer de este un país más justo.

Prensa y Difusión de ALuDiS (Asociación en Lucha por la Diversidad Sexual)

martes, 19 de octubre de 2010

Mamá trans: Es travesti y vive con sus hijos en Catán

A Noelia Luna la "cigüeña" le dejó tres hijos a los que cría sola. "Ser mamá es un sentimiento, es mucho más que la capacidad de procrear", explicó en una entrevista a 24CON.
Noelia atesora las fotos de sus hijos en una caja de zapatos. Las otras están en la PC
Son las primeras horas de la siesta y el silencio se respeta en el barrio Independencia, límite entre Laferrere y González Catán, en La Matanza. Noelia ya se encargó de levantar a sus tres hijos - Gastón (13), Victoria (10) y Agustín (7)- hacerles el desayuno y el almuerzo, bañarlos, correrlos con la tarea y dejarlos en el colegio. En un respiro de su rutina diaria, y mientras prepara unos mates, recibió a 24CON.

Apenas se prende el grabador, Noelia recita, casi como un discurso, su presentación. Cuenta que es transexual, que tiene 40 años, que es presidenta de MISER (Movimiento integración sexual, étnica y religiosa) y que su militancia nació de la mano de su rol de madre. Sabe que es por eso que la visitamos y se apura a contar como formó su familia.

“Yo estaba en pareja desde hacía muchos años, en una relación que actualmente se terminó y empecé a tener ese instinto maternal de sentir un vacío en mi vida. Y fue el nacimiento de mi hija, Victoria de los Ángeles, lo que me llevó a querer pelear por tener acceso al trabajo formal, la salud y la educación para ella”, explicó.

La madre biológica, embarazada por entonces de 7 meses, se le acercó y le dijo que no quería tener a ese hijo que esperaba. Noelia se hizo cargo, la acompañó los últimos meses de embarazo y aceptó reconocerla ante la ley como hija propia. Para la justicia, Noelia es el padre biológico. Para su corazón, es mucho más que eso.

Primer instante

“Yo acompañe el embarazo, participé del parto y cuando salió del vientre, llena de baba y de sangre, me la dieron. Victoria no es mi hija adoptiva, es mi hija del alma. Vos la ves y tiene hasta los rasgos parecidos a mí”, aseguró. Y un año después, la situación se repitió, pero esta vez con el hermano mayor.

“Otra vez se me acercó esta mujer decirme que no podía tener a Gastón, que en ese momento tenía tres años”. Noelia no lo dudó y también se hizo cargo del chico, cuya adaptación fue como otro parto. Sin embargo, asegura que tiene contacto con su madre biológica y que será decisión de ellos, cuando crezcan, buscar e ir a ver a la mujer que los llevó en el vientre.

Más allá de los prejuicios, a Noelia no le molestan los rótulos de la sociedad. “Yo desde los 15 años adopté mi corporalidad femenina y estas cosas legales lo único que muestran es que es fundamental la ley de identidad de género, por mí y por mis hijos. Hoy por hoy no me ofende la palabra travesti, ni transexual ni trans para catalogarme, sé que soy una mujer y una mamá como todas las mamas con las que charlo cuando busco a los chicos en el colegio”.

No hay dos sin tres

Pero todavía quedaba una prueba más a su amor de madre. Le tocó atravesarla en el año 2004 y se llama Agustín. “A él lo trajo la cigüeña. Después de una entrevista con Juan Castro, en donde mostraba mi vida, llegó una persona con un bebé, una bolsita de ropa, una mamadera y documentos. Me dijo ‘mejor que con ustedes no va a estar’. Y la cigüeña lo dejó. Fue el destino que me dijo ‘a ver si es verdad que querés ser mamá’”, recordó.

Desde entonces, su vida se transformó en una lucha por sus hijos. “A mi me los dio la vida, no son un polvo que se me escapó o un aborto que no llegó a tiempo, llegaron a mi vida para llenarla de luz. Es la diferencia entre una persona que decide dejarlos en la vida a una mamá travesti que decirle tenerlos porque las vida se los dio”, definió.

Pero todavía quedaban escollos. “El momento más duro fue cuando se terminó mi relación de pareja. Siempre es duro cuando tienen fiebre, o los ves triste y no sabés por qué, pero después de eso tuve que ser Mamá, Papá, contenedor, todo. Los vi crecer de golpe. No me da vergüenza ser una mamá travesti o una mamá sola. Soy mamá, papá y el sustento de mi casa y de mis hijos, porque yo se que ellos son los únicos que no me van a abandonar en la vida”.

Mamá se hace

Con la paciencia que sólo puede tener una madre, superó esto y las curiosidades de la infancia. “En su momento atravesé las preguntas tipo ‘Mamá, mamá, ¿por qué yo no nací de tu panza?’, o ‘Mamá, mamá,¿ por qué en tu documento dice un nombre y tenés otro?’. Y la respuesta fue la natural, mamá no tiene pochola, no nació con vagina y no puede tener hijos”, rememoró. Y afirma que ya se siente preparada para las nuevas preguntas que tendrán como preadolescentes, y hasta para cuando empiecen a venir con novios.

Mientras tanto, se conforma con que su experiencia sirva para alejar algunos temores sobre la crianza de chicos en familias alejadas del modelo tradicional de padre y madre heterosexuales. “La gente debe pensar que la persona gay hace apología de la sexualidad. Pero esto es algo cultural. Yo veo un avance, se dejó de ridiculizar a los travestis desde los medios, se cambió mucho. Pero todavía falta reconocimiento en los transexuales. El matrimonio es igualitario sólo para gays y lesbianas. Pero los trans no estamos. Y somos los primeros en formar familia”, asegura.

Y se animá a poner en palabras su experiencia de madre: “Una travesti no nace mamá, se hace mamá. El sentimiento existe siempre, aunque lo que se desarrolla es el rol maternal. En mi caso es lo más importante que me tocó en la vida, yo quiero que ellos, el día de mañana, sientan que su mamá no fue diferente, sino que cumplió el rol de mamá como cualquier otra”, explica. Y se emociona. Como se emocionan las madres.


Día: 17/10/2010

viernes, 15 de octubre de 2010

Restituyen junto a su madre a la beba secuestrada por su abuela


“Ha sido el día más largo de mi vida, pero ha terminado re bien”, dijo la joven Soledad por teléfono a este diario, mientras ella y su esposa Natalia caminaban por las calles del centro de San Miguel de Tucumán con L., la beba que el 17 de septiembre había sido raptada por su propia abuela, por lesbofobia. La restitución ocurrió al caer la noche en sede policial, y con presencia de los abogados de la ONG Crisálida.

Legalmente, explicaron, nada había cambiado desde el día anterior. “Pero a partir de la nota han empezado a sonar teléfonos y a moverse las cosas: el expediente, que estaba perdido, volvió en el acto a la Fiscalía (a cargo de Adriana Reinoso Cuello), que resolvió en el acto y ordenó restituir a la beba. Ha sido todo muy rápido”, comentó uno de ellos.

La abuela de la beba sigue en libertad, mientras la causa judicial avanza y muy posiblemente se inicie otra contra un juez de Paz que, en la mañana de ayer, intentó convencer a las madres de L. de dejar la niña en custodia de su abuela. La situación “fue una clara violación a los derechos de esa familia”, señaló el presidente de Crisálida, Gustavo Díaz Fernández.

La restitución ocurrió al terminar el día. Pero el comienzo de la jornada había sido diferente. Convocadas a una reunión “conciliatoria”, Natalia y Soledad llegaron al despacho del juez de Paz de Villa Obrera, Juan Carlos Cipriani, para encontrarse con Noemí, la madre de Soledad y abuela de la niña L.

La pareja había ido junto con su hijo mayor, de 4 años, y el abogado de la ONG Crisálida Jus, Agustín Martínez, a quien no permitieron ingresar. Durante la reunión, Cipriani “quería que yo hiciera un acuerdo con mi mamá para que fuera a verla a mi hija a su casa, que aceptara no tenerla yo a la bebé”, contó Soledad a este diario.

Recomendó, el juez, que era mejor que la niña no permaneciera con sus dos madres, “así no se cría en un ambiente degenerado, para que no entre en trastorno psicológico”. Soledad recordó que el juez de Paz coincidió, también, con otro argumento de la abuela raptora: “Decía que estaba mejor con ella, porque la otra –mi mamá nunca dice el nombre de Natalia– tiene un hijo varón, y el día de mañana le puede hacer algo a la chiquita”, en referencia al hijo mayor de las mujeres legalmente casadas desde el 8 de octubre y en pareja desde hace 8 años.

Fuente:http://www.agmagazine.info/2010/10/14/restituyen-junto-a-su-madre-a-la-beba-secuestrada-por-su-abuela/
Prensa y Difusión de A.Lu.Di.S

miércoles, 13 de octubre de 2010

GRAN FIESTA NOA DIVERSA


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martes, 12 de octubre de 2010

Separan a una madre lesbiana de su beba en Tucumán



Soledad tiene 21 años y el viernes 8 de octubre de 2010 se casó “muy enamorada”, con Natalia a quien conoció hace 8 años atrás. Ellas son el primer matrimonio igualitario entre mujeres en el interior de la provincia de Tucumán.

Pero lo que debería haberse convertido en un gran festejo, estuvo condicionado por una terrible tragedia que ya lleva mucho tiempo. Soledad tiene una beba de 10 meses, la cual le fue arrebatada por la abuela Noemi (la madre de Soledad) en un episodio de violencia a principios de setiembre, desde entonces no puede ver a su hija.

La abuela argumenta que no permitirá que la beba (nos reservamos el nombre) viva con su hija ” no vivirá ni se criará con una lesbiana”. La vida de Soledad tiene la marcas de la lesbofobia de su madre, situaciones de violencia fisica y psicologica en su niñez y adolescencia.

Soledad cuenta que su madre, le habia quemado la cara a la beba con crema para depilar porque le quiso quitar el vello facial (lanugo). Cuando Soledad tenía 3 años de edad fue violada por un descuido de su madre, luego siendo niña su madre ejercía violencia fisica, en varias oportunidades las maestras tuvieron que intervenir para detener a la madre de Soledad ya que llegaba a la escuela con visibles marcas de agresión.

El último episodio fue el 17 de Septiembre de 2010 en la puerta de su domicilio Soledad tuvo un enfrentamiento con su madre, quien fue a quitarle la beba, finalmente se la arrebató. Ese mismo día intentó hacer la denuncia en la Policía de su barrio (Villa Obrera en la ciudad de Tafi Viejo). Debido a la amistad entre funcionarios policiales y su padre, no pudo hacerla allí y debió recurrir a la Seccional Norte, también de Tafi Viejo.

Con la denuncia policial, empezó su recorrido por tribunales, fue atendida por un defensor oficial. En Fiscalía VI le decían que no estaba su causa, que no tenían noticias de ella.

El 28 de Septiembre se contacta con Crisálida Jus. Al día siguiente a través de una consulta por Mesa de Entradas Penal, se informa que no había ninguna causa iniciada. Siendo así, y atento a que la menor fue arrebatada en la puerta de casa de Soledad, se pide intervención a la oficina de Violencia Doméstica de la CSJ.

Allí, toman la denuncia de Soledad, y la remiten a Fiscalía. Con ese hecho, la Policía de Tafí Viejo, también remite sus actuaciones. La causa llegaría a Fiscalía VI los primeros días de Octubre. En Fiscalía VI le toman declaración a Soledad el Viernes 1 de octubre. Le prometen que iba a recuperar a su bebé en cuestión de días.

Lo que siguió por parte de la Fiscalia VI a cargo de la dra. Adriana Reinoso (hay que chequear bien si es ella quien está a cargo), es un suerte de confusiones en el envio de expedientes y pases, extravios varios, demoras y dilaciones (llama la atencion un error en el envio del expediente por parte de la fiscalia ya que se manejan por turnos y todo computarizado).

El jueves 7 de octubre, con el patrocinio de Crisálida JUS, Soledad intentó una resolucion pacifica con su madre y su padre, por esto fue a verlos/as y pedirles la restitución de la beba, acompañada por la policia de la Villa Obrera y por el Dr. Martinez. Si bien no le entregaron a la beba, acordaron que al dia siguiente se produciria la restitución y que se acordaría un regimen de visita por parte de sus abuelxs.

El dia siguiente, viernes 8 de octubre, Soledad y Natalia se casaron al mediodia en el Juzgado de Paz de Tafi Viejo. Alli el Juez de Paz nos avisa que convocará a una reunión conciliatoria para el día miércoles 13. Le dijimos que él debe garantizar y acelerar la restitución de la beba con su madre y que es una beba lactante de 10 meses. A lo que él nos respondió que “le gustaría corroborar que la madre no le hace daño a la beba, porque más allá de su condición él tiene que estar seguro que no le hará daño a la beba”.

Le recordamos que la beba debe estar con su madre y luego el puede corrobora, ratificar o hacer lo que crea conveniente, pero que la beba si o si debe volver con su madre. Pero el Juez de Paz lo único que garantizó es esa reunión conciliatoria, ya que “no quería vulnerar los derechos de lxs abuelxs”. Luego de esto, Soledad acompañada por lxs abogadxs Agustin Martinez, Mariana Alvarez se dirigieron a la policia de la Villa Obrera (donde no quisieron recibirle la denuncia la primera vez).

Alli el policia a cargo, puso no quiso enviar policias para que acompañen a Soledad y lxs abogadxs, y luego no quiso emitir constancia del pedido y la negatoria.

La cosa cambio cuando le informamos que lo estabamos filmando y que ibamos a dar a conocer esa filmacion en los medios. Es entonces cuando este policia llamo por telefono a un superior y le informo que “la torta está armando quilombo de nuevo y me filmaron”, y recibió la orden de autorizar el envio de 3 policias, los cuales se dirigieron a la casa donde estaba la beba (la casa de la madre de Soledad), acompañando a Soledad y lxs abogadxs, tal y como se habia pautado el dia anterior. Al llegar ahi se encontraron con que la beba y su abuela no se encontraban, desconociendose su paradero.

La hermana de Soledad le avisa que su madre habia presentado una denuncia en la que (según dichos de la hermana) argumentan que desde el mes de abril que la beba fue abandonada en esa casa.

Seguidamente hicimos la denuncia en tribunales por la desaparición de la beba y estamos analizando los pasos a seguir.
Fuente: AG Magazine

viernes, 8 de octubre de 2010

Sordos ruidos, oír se dejan

Kayo Satoh, 22 años. Top model japonesa, acaba de "confesar que es hombre"

Mientras las noticias, los medios, los discursos que circulan en la sociedad siguen negando la voz a las personas trans, opinando y decidiendo por ellas, se abrió la discusión sobre varios proyectos para una ley de identidad de género. Sin lugar a dudas se trata de una oportunidad ideal para que comiencen a circular las voces diversas por dentro y por fuera de los casilleros impuestos. Algunas experiencias personales, expresiones de deseos, dudas e incluso visiones críticas permiten dar cuenta de un panorama rico y complejo que no se resuelve “volviendo todo a la normalidad”. Ni sordos ruidos, ni palabras en japonés, ni un lenguaje impuesto, ni un diálogo de sordos: las huestes se preparan para la gran batalla de ser escuchadas.

Por Liliana Viola para Soy

Hablando en japonés

Se llama Kayo Satoh. Su nombre no nos dice nada. En su país, en cambio, la conocen todos. Conduce un programa de videojuegos, con lo importantes que son los videojuegos en Japón, es fanática de Street Fighter, con lo popular que es ese juego entre los jóvenes. Tiene 22 años, es top model, parece que los hombres mueren por ella... De haberla buscado en Google días atrás, sólo aparecían páginas locales, y obviamente, en japonés. Hoy se la puede encontrar en todos los idiomas y con el mismo texto: “La modelo y presentadora Kayo Satoh acaba de confesar que es hombre. Se mudó de su pueblo natal, se cambió el nombre, la contrataron en una agencia y empezó su carrera. Lo confesó en un programa de televisión, luego de que rumores se filtraran en redes sociales. Aclara que no tiene cirugías y su belleza se debe a la naturaleza y a la cosmética”. La celebridad es sensible a los fenómenos, a las estafas del siglo, a la mentira de altura mayor que lo normal, pero de patas cortas. Como fenómeno, estafa y mentira se presenta en sociedad el transcurso de una persona que ha vivido migrando para construirse. Como una liebre atrapada. Quien quiera más, puede ver en YouTube el momento en que el conductor del programa de casos raros, entre ellos, “mujeres que aparentan 20 años menos de lo que dice su DNI”, anuncia que tiene la primicia: conocida estrella que no es lo que parece. La cámara morbosa muestra primero las piernas, sube lentamente y finalmente se detiene en la cara de Kayo Satoh. Gritos de exclamación. Ella ha salido del closet con mirada nerviosa y sonrisa boba. Responde preguntas, explica, da declaraciones. Pero nadie se ha tomado el trabajo de subtitular lo que dice la modelo que, obviamente, habla en japonés. La noticia recorre el mundo con los titulares escritos por otro que ya masticó y digirió según su propio entendimiento. El resto es copiar y pegar, el eco de una historia repetida. Ya hubo una deportista, ya hubo una guerrera antigua, ya hubo. ¿Habrá dicho Kayoh Sato “en realidad soy un hombre”? ¿Habrá dicho siquiera la palabra hombre? ¿Qué habrá querido decir? Nadie la escucha. Los comentarios en la web presuponen sus deseos, una falla, abonan la figura de la pérfida “que viene con sorpresa” para burlar la candidez masculina, o la que consigue “hacerse mujer” a base de cumplir con todos los mandatos que hoy incluyen parecerse a un personaje de animé. Pero al final resulta que no cualquiera se hace mujer, que hay que nacer. Si es demasiado femenina, es una estafa. Si de lejos ni parece, es un papelón. Si es trans, tiene que decirlo y confesarlo. Si es un hombre trans, ni siquiera aparece en la nota salvo que de pronto, como Thomas Beatie, rompa el Guinness teniendo un hijo. (Ahora, si va por el tercer hijo, el escándalo por repetido se disuelve en el aire.) Todos, menos Kayo Satoh saben lo que se merece (si es que claman escarmiento) o lo que necesita (si proponen una reparación). Los comentarios, que son muchos, apoyan que haga su vida, la desafían a que se opere, se lo exigen, la consideran una mujer pero en cuerpo equivocado, imaginan cómo seguirá su carrera, etc. y etc. ¿Será ese silencio completado con palabras ajenas una de las condenas más signantes de las personas trans?

Sorderas argentinas

Por estos días circulan, con muchas chances de llegar al Congreso, varios proyectos de ley de identidad de género. La necesidad de que la realidad jurídica coincida con la identitaria no es nueva ni es la única urgencia. Claudinna Gala Leguizamón tiene 27 años y Emilia Rodríguez 29, las dos son de Tucumán y quieren participar en esta nota por el entusiasmo que les produce ser las primeras trans en su provincia en realizar un amparo por identidad de género. Es decir, solicitar el documento de identidad con su nombre sin someterse a ninguna intervención quirúrgica ni prometer en vano que se la harán. No nacieron en un cuerpo equivocado, esa frase no les pertenece. Es una de las tantas “interpretaciones” que no coinciden con todas las realidades. No piensan las dos lo mismo acerca de hacerse una cirugía de reasignación de sexo. Las respuestas sobre este punto entre las personas entrevistadas son tan diferentes como cuando se trata de precisar qué se entiende en realidad por los casilleros que marcan Hombre y Mujer. Hasta el día de hoy las personas transgénero en nuestro país no han podido acceder a un cambio en sus documentos de identidad que respete su identidad de género. Sí y después de una penosa lucha lo han hecho algunas personas transexuales, que o pedían el acceso a la cirugía de la denominada “reasignación sexual”, o bien ya se la habían practicado, y los jueces consideraban que realizada ya pertenecían al otro sexo. Pero en ningún caso, explica la abogada Mariana Alvárez de la ONG LGBT de Tucumán, Crisálida, “se las ha reconocido como transexuales, sino que se las asimiló a las biomujeres, si se quiere, invisibilizándolas, y por regla general las sometieron a todas en mayor o en menor medida a pruebas médicas (revisaciones genitales). A Marcela Romero, la dirigente de ATTA, que es transexual, la sometieron a 10 revisaciones genitales para ver si su vagina correspondía a una vagina estándar. Fueron 10 años de proceso que finalmente salió el año pasado”.

Las historias y los deseos que cada vez más están haciéndose oír, no coinciden, no son un coro. Lo que se reitera es esa sensación de la presencia del malentendido, el silenciamiento, esto de estar hablando en japonés.

“En la facultad por ejemplo, cuando toman lista, amparándose en el hecho de que en mi DNI figura ese nombre, cuenta Emilia, me llaman de esa manera insistentemente. Me nombran más veces que a mis compañeros. Una vez estaba en Bolivia y subieron los gendarmes a pedir al DNI al micro. Obviamente la foto de mi DNI no coincide con mi apariencia actual, entonces pusieron en duda mi identificación, me hicieron bajar del colectivo, me revisó personal masculino, terminé perdiendo el colectivo, hasta que averiguaron que yo era yo, que no me estaba haciendo pasar por nadie. Yo les decía que era una mujer trans pero no entendían nada. Una sola vez conseguí trabajo presentando mi curriculum donde hay muchos datos, desde el nombre, que no coinciden conmigo. Me aceptaron. Pero cuando la señora estaba bien conmigo me llamaba como mujer; si se enojaba, me trataba como varón.

¿Qué te dio la confianza y la fuerza que se necesita para iniciar el reclamo?
–Cuando fue el caso de Tania Luna, a ella se le otorgó la identificación sin haber hecho la reasignación. Entonces pensé que yo también podía. Me presenté al Inadi de acá pero no me dieron bolilla, me dijeron que el de Tania era un caso especial... Ahí empecé a trabajar con Crisálida. Lo único que me importa es que reconozcan que soy mujer desde que tengo conocimiento.

¿Pensás que deberías operarte?
–Yo pensé mucho en operarme pero la reasignación sexual me parece bastante polémica, en cuanto al procedimiento, el tema de la sensibilidad, los riesgos, las complicaciones; es una cirugía muy importante y hoy no siento esa necesidad. Más adelante no sé, muchas chicas me contaron que todo bien, pero hay casos en que perdieron totalmente la sensibilidad, otras que terminaron con rechazos físicos muy fuertes, y yo no quiero perder mi sexualidad. Si bien no es todo, forma parte de lo que es ser humano. Hormonas estoy tomando, no seguida por ningún médico, y esto es un riesgo, pero lo puedo correr porque vengo estudiando mucho este tema: soy técnica química, me lo autocontrolo, cada cuatro meses me hago perfil renal y uno hepático. No es que yo recomiende hacer lo que yo hago, lo recomendable es que haya asesoramiento médico, pero yo he ido al médico y me negaron asesoramiento.

Si hablamos de malos entendidos o ausencia de escucha, creo que lo mío empezó, cuenta Claudinna, desde que entré a la Facultad de Danzas. Es medio paradójico que en una escuela donde la música es esencial no se escuche. Pero es así, en las clases de danza, insistían con ponerme en el rol masculino, me hacían bailar el tango como varón, con la humillación que te podés imaginar. Tuve que agachar la cabeza. ¿La opción quirúrgica? No es una opción para mí. Alguna vez sí, me gustaría hacerme las lolas. Tampoco hago tratamiento hormonal pero me gustaría, porque es algo que tiene que tener un control extremo, no hay políticas públicas de salud para personas trans, no quiero caer en ningún médico que quiera experimentar conmigo. Hasta que no esté legalizado, no lo quiero hacer. Esto es algo que seguramente tiene que completar la ley de identidad. Tiene que haber personas que se capaciten en personas trans, en Tucumán no hay nada. Hay chicas acá que tienen miedo de acercarse al hospital público porque tienen miedo al maltrato. Conozco chicas que estaban muy enfermas y se dejaron morir en su casa por no ir al hospital, porque las nombraban con su nombre del DNI.

Laura Colipe nació en Río Negro, en la ciudad de General Roca, y hace diez años que vive en la Capital. Es psicóloga y profesora de psicología, recibida en la Universidad de Buenos Aires, como muchas personas, no está muy interiorizada sobre el contenido de los proyectos en danza sobre la ley de identidad, pero a priori festeja la posibilidad de que salga.

“Yo quise iniciar el trámite para el cambio de DNI, pero mandé cartas a diferentes asociaciones y nunca tuve respuesta. Creo que es muy importante esta ley por muchas cosas. En principio, una identidad jurídica diferente de la real genera mucha paranoia, te sentís perseguida; “me van a descubrir y me van a castigar y ningunear”. Muchas veces no se es consciente, pero es un super yo muy hostil que se apodera de tu cabecita mientras te repite: “No sos una mujer, sos un hombre”. A mí me da vergüenza a veces. Me di cuenta de que tenía miedo de que me llamaran Raúl Federico delante de la gente y llega un momento que eso te corroe. Lo legal te limita, en el sentido de que alimenta los prejuicios, de ahí que una ley, como en el caso de la ley de matrimonio distiende en este sentido. Pero además está el miedo de que me puedan llegar a hacer una denuncia por alteración, por falsificar una identidad. Tuve que hacer muchos vericuetos para armar mi sello y finalmente lo armé como Colipe R. F. Por eso digo que esta ley de identidad de género puede acariciar un poquito nuestra alma.

Se diría que la Facultad de Psicología debería ser un ámbito amigable o como mínimo donde se produjera una discusión teórica sobre lo trans.
–Una vez fui a rendir un examen final. Me senté, la titular miró la libreta, me miró a mí y me dijo: “¿Pero cómo? ¿Raúl?”. Y yo le dije: Me llamo Laura, tengo una identidad diferente. Me identifico con el nombre que yo elegí. Me hizo un par de preguntas del examen y luego terminó diciendo “yo no le voy a tomar”. Me tomó la adjunta. Creo que el problema en ella empezó cuando no me reconoció en mi identidad, cuando vio que no coincidía lo que ella veía con el nombre en la libreta. Yo le agradezco muchísimo a la Universidad de Buenos Aires, pero también es cierto que aún en este marco estás en un final, hay trescientas personas esperando a que les tomen y salen a gritar tu nombre de varón, delante de todos. El día que juraba, estaban todos mis familiares y mis seres queridos. Yo quería que me llamaran Laura, le pedí a la decana y ella me dijo que no podía pasar por arriba de ningún documento y que lo iba a consultar con los abogados de la universidad. Los abogados dijeron que sí y sin embargo ella me nombró con el apellido. Es como si te estuvieran diciendo: No existe la identidad que construiste, no existís.

Y a nivel contenidos no se habla de esos temas. Se habla como casos, y siempre roza, aunque digan que no, lo problemático. Trabajás en escuelas secundarias. ¿Cómo es tu experiencia allí?
–Hice mis prácticas en un secundario de Pompeya, de clase media baja, y fue la experiencia más hermosa de mi vida. Cuando terminé me aplaudieron, me abrazaron. Ahí ves vos las diferencias entre las generaciones. Cuando me presento yo, además de mi nombre digo que soy trans. Hay una cuestión de ir de frente antes de que los alumnos se empiecen a preguntar entre ellos. Yo nunca me oculté.

Durante muchos años, y en las leyes actuales, la cirugía ha sido vista como condición de identidad.
–Es muy perverso este doble juego de que si te operás sos mujer pero no sos mujer y te damos los documentos. Es como un “castrate”. He conocido chicas que se operaron para los papeles. No me interesa operarme, a mí no me moviliza ni me genera angustia tener mi pene ni mis testículos más allá de que no funcionen. No me quiero operar porque quiero que se me respete como yo soy, ser reconocida jurídicamente como elegí ser.

Cuando pensás la ley ideal, además de lo del nombre, ¿pensás que debería haber más de dos casilleros a la hora de consignar el sexo?
–La pregunta es muy compleja. Creo que una primera respuesta sería que existieran tantos casilleros como definiciones, sin importar si permanecemos en el compartimiento binario o nos salimos de él. Tiene que ver con la singularidad de cada uno, si bien el casillero refleja cierta rigidez de los estereotipos en definitiva es una elección muy personal. Personalmente no me afecta pertenecer al casillero de mujer, y si hubiese uno para trans, tampoco vería el conflicto (aunque para muchos sería aceptar el lugar de “diferentes”).

Orgullo trans

“Hasta hace muy poco tiempo era impensable hablar de lo que estamos hablando. Personalmente, estoy orgullosa de la institucionalidad de nuestro país hoy, te diría que es la primera vez en toda mi vida que me dan ganas de usar los símbolos patrios.” Marlene Wayar, directora de El Teje, hace años que viene trabajando y armando redes de comunicación entre personas trans. A la hora de reflexionar sobre la aparición de estos proyectos de ley tiene muchas ideas, muchas cosas que agregar.

¿Tenés algunos reparos en relación con la ley de identidad de género?
–Los reparos están en relación justamente con esto de que no se escuchen las voces de las personas interesadas, que no se nos consulte, que se nos desconozca. Y cuando digo escuchar me refiero a prestar atención, no digo hacer todo lo que pidan las víctimas, porque estamos hablando de víctimas de una violencia aberrante, considero que no es válido el discurso que brota del resentimiento. Pero que se escuche sí, porque las realidades de transgéneros, travestis y transexuales, son diferentes, hay una cuestión de clase por ejemplo que cruza la linea entre identidades transexuales y travestis. Y a la hora de legislar, está bueno saber sobre quiénes se escribe la ley. Cómo no voy a estar de acuerdo con una ley que reponga una dignidad y evite violencias. Pero no nos engañemos, que con esto se solucionan los problemas. Los códigos contravencionales que siguen vigentes, la situación obligada de prostitución, la invisibilidad de los hombres trans, la ausencia de viviendas, la falta de apoyo concreto a la creación de cooperativas. Yo lo que digo es, estamos en un buen momento, parece que se abren las puertas del cielo, entonces no lo cerremos. ¿Qué es el cielo? Una cantidad infinita de posibilidades, de ahí, para abajo. Escuchémonos entre nosotrxs. Lo cierto es que más allá de algunos trabajos como Cumbia, copeteo y lágrimas que hizo Lohana Berkins, y La gesta del nombre propio, también de Lohana y Josefina Fernández, no existen trabajos sobre nuestra existencia. En el censo próximo se van a contabilizar las familias homoparentales. Excelente. ¿Por qué no preguntamos también sobre las personas trans, así podemos saber dónde y cómo estamos viviendo?

¿Concretamente qué puntos te hacen ruido?
–En principio dos puntos muy fuertes. La ley se presentaría dividida en dos partes. Primero entraría la del DNI. Y luego la que asegura tratamientos médicos, todo el cuidado sanitario que corresponde. ¿Cuánto tardará esta parte que es tan fundamental en salir después de la euforia de la primera? Yo no lo sé y me preocupa.

Por otro lado, los proyectos nos proponen entrar en el casillero de hombre o de mujer en el DNI. ¿Todas las personas queremos eso? Luego de tanta historia vivida por fuera de esos casilleros, ¿ahora queremos entrar? Sería de pronto encajar en uno de los dos casilleros famosos que han invisibilizado a otras categorías. Me parece incluso que se trata de una contradicción, que va contra contra el fundamento de la ley que pretende preservar mi identidad obligándome a que asuma otra identidad. En mi caso, la de mujer. Es decir, que me obliga a meterme en el closet de nuevo. Dice mujer y luego voy a tener que dar explicaciones de lo que soy. Deseamos el nombre elegido, pero no por eso quiero yo desprenderme de mi pasado. No reniego de mi historia.

¿Y económica y políticamente también tendría consecuencias?
–No es un hecho menor que la letra T de-saparezca del mapa. Es un remedio que termina siendo peor que la enfermedad, literalmente, ya que si las travestis no existen una vez que se estabiliza esta nueva categoría jurídica de hombre y de mujer, entonces tampoco habrá que pensar políticas públicas para ellas. ¿Para qué pensar en la salud, si no están más.

¿Cuál es la razón que se esgrime para no plantear ampliar el número de opciones?
–Una es que la sociedad no está preparada para entender. Y otra es que vamos a tener problemas cuando salgamos al exterior. Yo creo que lejos de un problema es un orgullo que se sepa que un país respeta la identidad de su gente. Y respecto de que la gente no entiende, creo que los últimos acontecimientos demuestran que era un argumento reaccionario. Creo que el mayor aporte de la ley de matrimonio fue que puso en evidencia a todo un sector que vive en el Medioevo, mostraron su ignorancia, sus garras. Pero incluso si lo mirás desde una postura bien reaccionaria, a los señores de la Iglesia les va a parecer muy bien que no nos metamos en esos casilleros que les pertenecen. No sé cómo es en otros países este punto. En Indonesia existe la categoría “Otros”, pero en fin, claro que Indonesia es el mercado de la transexualidad. Además, la normalización –ya lo sabemos por la experiencia de las personas intersex– puede llevar a que una madre y un padre, ante los primeros indicios de que tienen un chico o una chica trans en casa, intenten acudir a la cirugía para adecuarlo rápidamente.

En esta misma nota algunas personas están conformes con que se las denomine mujeres.
–Y yo no critico eso ni mucho menos. Desde el activismo, sin dudas no estamos hablando por todas y todos. Estamos planteando la reflexión. ¿Yo quiero ser mujer? En tanto mujer es esa categoría signada por la obligación de ser linda, ser madre, ser sensible, no es lo que yo elijo. Si lo trans ha sido siempre un elemento disruptor, no quiero dejar de serlo. Si esta categoría difusa hace que en las escuelas se deba enseñar educación sexual, se hable, bien venida sea. Si esta categoría hace que las otras se pregunten qué somos, qué queremos, también bien venida. Yo creo sinceramente que peor de lo que estamos, más bajo de lo que hemos estado viviendo, no podemos caer. Es tiempo entonces de sentarse tranquilas y tranquilos a pensar, a pensarnos. Y cuando hablamos de escucharnos me refiero a conseguir que se den las condiciones. Es decir, que la gente tenga acceso a situaciones dignas para poder vivir y poder pensarse.

¿Pensás que esta ley tiene la posibilidad de romper con muchos prejuicios?
–No creo que sea ésta una gran batalla cultural, sinceramente. Pensemos que los países con gobiernos más reaccionarios ya tienen leyes que permiten a las personas transexuales tener su documento, lo que no les permiten, claro, es ser mariquitas. Estoy absolutamente a favor de esta ley. Lo que creo es que tenemos que pensarla en un contexto de paz. No en el marco de una reacción desesperada y con el objetivo de que mamá nos diga “vení, volvé, te queremos, hijita”.

¿Estás trabajando en algún proyecto en este tiempo de paz?
–Con Diana Sacayán estamos presentando un proyecto de ley por el cual el Estado deba resarcir económicamnete a todas las personas en situación de prostitución que fueron víctimas de la violencia de Estado durante la dictadura y durante la democracia también. Me parece que está faltando no una ley sino muchas leyes y miradas concretas que partan de la realidad. La prostitución y su desprotección es una realidad que atraviesa a las mujeres y a las travestis. Trabajaremos ahí y seguiremos conversando.

Informe: Flor Monfort y Natalí Schejtman.