viernes, 27 de agosto de 2010

¿Por qué se lucha?


A estas alturas parece una anacronía hablar de igualdad, inclusión social y reconocimiento jurídico, sobre todo después de la modificación del Código Civil, momento desde el cuál pareciera que la discriminación ya no existe.
Quien escribe este artículo ha decidido objetivarse de modo tal que, para lograr una mayor comprensión, intentaré pararme de uno y otro lado, si es que existen estos dos frentes. La pregunta surge al momento de indagar ¿qué tan relevante es para la población "común" el hecho de que la colectividad LGBT consiga conquistar los mismos derechos que la mayoría? A mi parecer, no tiene mayor relevancia. Algunos lo ven, con gran ayuda de los medios, como un fenómeno actual; otros en cambio, simplemente cambian de canal, no les interesa. Vuelvo a reiterar que hablo de la población "común", no directamente de las partes involucradas en el asunto, me refiero a la comunidad LGBT y por otro lado a los cristianos organizados bajo el mando de la jerarquía eclasiástica.
Entonces, ¿por qué se lucha? A criterio de este autor, la lucha confronta interéses bien definidos de cada lado. Las autoridades de las religiones monoteístas están perdiendo cada vez más en el transcurso de los años referencia, aún así en los países latinoamericanos y en la mayoría de los países del mundo no han minimizado su injerencia en asuntos públicos, no han retrocedido ni un paso. La historia lo demuestra, los ejemplos sobran, y siempre van a encontrar algo que conservar, sino no serían conservadores. Por otro lado, el movimiento de insurjencia gay, se presenta como la antitesis del conservadurismo, y ha llegado para transformar la sociedad, por eso es de insurgencia.
Retomando la linea de análisis anteriormente propuesta, puedo señalar que al común denominador de los argentinos, los temas de igualdad, inclusión social y reconocimiento jurídico para la población LGBT no significa nada más que esto, debido a que en la actualidad hay una desafección importante por la cosa pública, el descreimiento en las instituciones es generalizado, y me refiero a todas las instituciones que regulan nuestra vida, incluída la del matrimonio, tanto para los hetero como para los homosexuales. Entonces se transforman en interéses particulares bien concretos y definidos, similares a los de un partido de fútbol en el que hay dos equipos disputandose el triunfo, y el estadio está vacío, no hay un público espectante. De un lado aquellos quienes se amarran a la silla del poder para no soltarlo, y del otro, una minoría capaz de llegar muy lejos. En tanto que afuera el mundo sigue inherte.

Jugando a ser ingenuos podríamos también decir que esto es sólo una cuestión religiosa, o en este momento histórico, cultural; pero pecaríamos de deshonestos intelectuales si no reconocemos si detrás de esto no hay una lucha de intereses políticos también definidos e irreconciliables, hablo tanto de uno como del otro lado. Quedó en evidencia un discurso político reaccionario con todos los matices nazis, pero también un discurso hipócrita proveniente de intelectuloides que son más derechos que humanos. ¿Qué quiero decir con esto? Que estos dos frentes de lucha, el conservador y el liberal, tienen un sustento político ideológico particular, el cuál ninguna de las dos partes está dispuesta a reconocer.

El rol de la sociedad civil parece un tema fundamental al momento de legislar cuestiones civiles pero cuando hay sólo dos partes interesadas no tiene mayor relevancia, y al igual que siempre quien escribe este artículo sostuvo y sostendrá que los Derechos Humanos no se plesbicitan, sostiene que antes de haber avanzado en una ley como la vigente era necesario implementar una Ley Anti-discriminación, pues uno no aprende a caminar y después a gatear, y no sólo con este tema sino también lo podemos observar por ejemplo con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, primero se debería haber sancionado una Ley Anti-monopólica ¿por qué? porque los problemas siguen estando, la discriminación se sigue perpetuando y al no haber políticas públicas en materia educativa esto seguirá siendo así, o acaso alguien vió a las parejas homosexuales al día siguiente de la aprobación de la Ley de la Igualdad ir caminando por las calles de la mano, al igual que las heterosexuales, ¿alguien las ve hoy?

La discriminación debe ser penalizada, ¿por qué? porque sí. Y esto más allá de cualquier interés político, religioso o sectario, el principio de la diferencia subalterna no debe seguir primando en nuestras sociedades que cada vez avanzan, a pesar de algunos, cada vez más. Este principio es nazi, y el nazismo, con todos los nombres que tuvo después, es nefasto para la humanidad. ¿Por qué se lucha? ¿por qué luchamos? lo hacemos por amor, por amor a nuestras convicciones, la gente lucha por pasión, manifestada en todas sus formas, también son válidas las religiosas, pero nunca van a serlo las excluyentes, las que expresan el odio.


Rodrigo Teves

Prensa y Difusión de ALuDiS

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola colegas jeje soy Ale: LUCHAMOS POR QUE AMAMOS LA IDEA DE PODER VIVIR EN UNA SOCIEDAD CON LAZOS DE SOLIDARIDAD QUE DEJEN DE LADO LA VIOLENCIA PARA BASARSE EN EL AMOR, LUCHAMOR POR QUE CREEMOS CIEGAMENTE EN QUE UNA SOCIEDAD MEJOR ES POSIBLE.....