ALuDiS desde la instalación del debate por la ley de matrimonio igualitario mantiene una relación de afinidad ideológica con el Obispado de Quilmes (Buenos Aires), el cual en oportunidades anteriores ya se había expresado a favor de nuestra lucha. En esta ocasión con motivo de celebrarse el Día Internacional de los Derechos Humanos, el Departamento de Justicia y Paz, a través de su Vicaría de Solidaridad nos enviaron una carta en la que retoma varias otras batallas que hay por dar; recordando asesinatos que nos duelen y situaciones que no queremos nunca más.
La carta es esta:
Departamento de Justicia y Paz - Vicaria de Solidaridad
Av. Calchaquí 1371 (B1879ETA) Quilmes Oeste - E-Mail: justiciaypaz@obisquil.org.ar
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Av. Calchaquí 1371 (B1879ETA) Quilmes Oeste - E-Mail: justiciaypaz@obisquil.org.ar
Obispado de Quilmes
Vicaría de Solidaridad
Obispado de Quilmes
JUSTICIA y PAZ
Departamento JUSTICIA Y PAZ
Vicaría de Solidaridad
Obispado de Quilmes
JUSTICIA y PAZ
Departamento JUSTICIA Y PAZ
Quilmes, 10 de diciembre de 2010
Las fechas conmemorativas son hitos en la historia que nos permiten reflexionar y hacer actuales
acontecimientos del pasado, lo que nos da una herramienta invalorable para soñar y para construir este presente, y por supuesto, para construir el futuro. Una de esas fechas es la que conmemora el 10 de diciembre de 1948, fecha en la que se adoptó la Declararon Universal de los Derechos Humanos. Dicho instrumento, de alguna manera era un nunca más a la oscura noche que atravesó la humanidad con motivo de las dos grandes guerras y a todo el horror que las rodeó. ¡Cuanta muerte y destrucción! ¡Cuanta vida destruida en esas guerras! Por eso, cada 10 de diciembre tenemos una cita de honor con la defensa de los derechos humanos, cita ineludible para todos los hombres y mujeres de buena voluntad, y claro está también, cita ineludible de los Cristianos ya que “(…) [U]no de los elementos constitutivos de la misión cristiana: [es] recordar a la sociedad, de un modo realista, la voluntad de Dios, haciendo ver a las autoridades y a los ciudadanos el peligro de seguir caminos que llevarían a la violación de los derechos
humanos”. (Cfr. Juan Pablo II, Ut Unum Sint, Párr. 43)
Esta es una época en donde se han realizado importantes avances en nuestro país para la vigencia efectiva de los derechos humanos, sin embargo, esos avances que son importantes pasos, son una parte de un largo camino por recorrer. Por ello es importante custodiar cada avance, así como se intenta custodiar los avances a nivel internacional. No obstante esos intentos, la historia nos demuestra que los avances como humanidad no son lineales, es decir, que conquistado un derecho o una libertad por ejemplo, nada asegura que en el futuro no se perderá bajo las formas y criterios del momento. La abolición de la esclavitud y la trata de personas, conquistas del siglo XIX en nuestro País, han perdido toda eficacia en el caso de Ezequiel Ferreyra de 7 años, quien según las denuncias penales de varias organizaciones, trabajaba en condiciones de esclavitud, en una Empresa Avícola de Pilar desde los 4 años, hasta hace unos meses cuando contrajo cáncer y falleció a raíz de su trabajo, manipulando agrotóxicos, y también
han perdido eficacia en los numerosos casos de explotación y reducción a servidumbre, descubiertos en el ámbito de la industria textil.
Podrá decirse que estos hechos, si bien ocurren, son sucesos aislados y que en realidad deben
realizarse mayores esfuerzos para que estos retrocesos aislados desaparezcan. Aunque esto sea así, debemos repudiar fuertemente que este hecho haya ocurrido y reclamamos al Estado en sus diversas esferas, que castigue a los responsables y que prevenga eficazmente, la posible reiteración de estos sucesos. No es posible que Ezequiel haya sido el engranaje cautivo de la producción de una Empresa Avícola, en lugar de haber disfrutado como niño, de todos los derechos y garantías que todos los niños tienen, para ser educado y elegir libremente su proyecto de vida.
En este mismo orden de ideas, encontramos preocupante, que hechos que atentan contra la
prohibición absoluta de la tortura no sean investigados, ni se condene a sus culpables, ni exista un repudio generalizado ante semejantes prácticas. Esto no lo decimos solamente por los lamentables y condenables hechos de apremios ilegales en la Provincia de Buenos Aires que están renaciendo, o por la también condenable situación de las personas privadas de su libertad en las cárceles bonaerenses que debe abordarse de una vez por todas, sino que lo decimos también por la casi absoluta falta de condena internacional, a la apología de la tortura por parte del Ex Presidente de Estados Unidos de América, George W. Bush. Nos preocupa, porque la falta de condena pública e impunidad judicial de la que goza, aún ante su reconocimiento de haber aprobado la utilización de métodos de tortura, significan que la sociedad y que la opinión pública internacional, están más tolerantes a semejantes actos contrarios a la dignidad humana. Es por ello que repudiamos por su gravedad contra la dignidad del hombre, y por la vulneración de normas de jus cogens internacional, los actos confesados por el Ex Presidente, a la vez que alertamos que estas declaraciones no pueden atravesar a la opinión pública como una noticia más, sino que deben ser condenadas y solicitadas las investigaciones pertinentes, tal como lo han hecho Amnistía Internacional y la Asociación Americana de Libertades Civiles (ACLU).
En este punto, en que nos referimos sobre la tolerancia a la tortura, y ahora centrándonos en nuestro País, reiteramos que la situación de las cárceles, en particular de las bonaerenses, es insostenible.
Y ello hace absolutamente necesario que el Estado proceda a cumplir con las recomendaciones del Comité de Derechos Humanos y del Comité Contra la Tortura, ambos de Naciones Unidas, en lo que se refiere a la implementación de un mecanismo nacional de prevención de la tortura, que tenga competencia para efectuar visitas periódicas a centros de detención federales y provinciales tal como lo indica el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles Inhumanos o Degradantes que la Argentina ha ratificado.
No podemos tampoco dejar en este día, de pedir el esclarecimiento de los hechos que llevaron al
asesinato de Mariano Ferreyra y a las graves lesiones sufridas por Elsa Rodríguez, y con ello pedimos que rindan cuenta ante la justicia todos los responsables de dichos sucesos. Estos hechos evidencian que algunos miembros de sindicatos, han claudicado a la defensa de los trabajadores a cambio de recibir beneficios personales. Advertimos, que nunca estos hechos pueden ser una excusa para debilitar o justificar retrocesos en las organizaciones sindicales, pero sí absolutamente, es necesario que los trabajadores tengan representantes dignos de la función que se les encomienda y que no se utilice la representación que ejercen, para beneficios propios o para evadir investigaciones judiciales. En otro contexto, reclamamos una adecuada condena a todos los responsables por la muerte de Brian Barrionuevo, quien fue asesinado en Quilmes el pasado 10 de Febrero por los hermanos Pablo y Damián Rubio.
También pedimos justicia por las muertes derivadas de la represión Formoseña a los Pueblos
Originarios, quienes una vez más ven vulnerados sus derechos, ahora reconocidos legalmente pero sin vigencia práctica, razón por la cual exigimos el efectivo respeto de los derechos ancestrales de los Pueblos Originario sobre sus tierras, en todo el territorio de la Nación.
Por último, resulta necesario exigir, que se ponga fin a las distintas demoras de las que adolecen
los juicios por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar y que el poder judicial, respetando la dignidad de las víctimas y testigos, avance sin titubeos hasta el dictado de las sentencias. En este marco no podemos dejar de pedir una vez más la aparición con vida de Jorge Julio López, y si bien tiene otro contexto su desaparición, solicitamos también aquí, la aparición con vida de Luciano Nahuel Arruga.
Sin poder agotar la denuncia de las situaciones que vulneran los Derechos Humanos, pero teniendo en nuestros corazones a todas las víctimas de las injusticias, nos despedimos expresando y recordando que “[l]a Iglesia asume la defensa de los derechos humanos y se hace solidaria con quienes los propugnan.” (Cfr. CELAM, Documento de Puebla, Conclusiones 146) y ello es así, dado que “[l]a
Iglesia, al proclamar el Evangelio, raíz profunda de los derechos humanos, no se arroga una tarea ajena a su misión, sino, por el contrario, obedece al mandato de Jesucristo al hacer de la ayuda al necesitado una exigencia esencial de su misión evangelizadora.” (Cfr. CELAM, Documento de Santo Domingo, Conclusiones 165-167)
Departamento de Justicia y Paz
Vicaría de Solidaridad
Obispado de Quilmes
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