lunes, 24 de noviembre de 2008
El afeminadito**
El nene busca la palabra en diccionarios que nunca lo calmarán. La violencia entre niños no sólo es culpa de los chicos. Allí estamos todos. Osvaldo Bazán.
El nene debe estar buscando la palabra en diccionarios que nunca lo calmarán. Afeminado. En la paz insostenible del norte santafesino, en el semisilencio de las aulas con el único escollo de la voz monocorde de la de quinto repitiendo sin fe que una cosa es una península y otra muy distinta un istmo, la llovizna que humedece, el crack en una vida.
Quizás también tuviera doce el que lo agarró en un descuido y lo llevó al altar del sacrificio de la virilidad. Quizás lo hubiera planeado hace tiempo o tal vez fue que lo vio ahí, había salido a tomar agua, tan mariconcito, tan débil, tan poca cosa. Y lo agarró y lo empujó y lo tiró al piso. Algo así dice la historia oficial, la noticia que hace que hoy el diario hable de ti.
Escuela 1335 “Profesor Alberto A. Roveda” del Barrio Belgrano de Reconquista, provincia de Santa Fe. Viernes 5 de julio de 2008. Un chico lleva obligado a otro al fondo de un aula del jardín de infantes. Y le pega, lo tumba, le baja los pantalones, le manosea la cola. Llegan otros tres, uno de quince, y le empiezan a pegar patadas al que está en el piso, esa es la idea de hombre que parecen tener, así se construye un macho. Quizás todo fue de otra manera y los dos primeros habían llegado a esa instancia sin violencia y aparecieron los otros y la situación se hizo insostenible. Claro que eso no se puede ni pensar porque los padres adoran creer que la sexualidad es algo que no roza ni de cerca a sus hijos. “Nuestros chicos”, dicen, e importa más el hecho de que sean “nuestros” a que sean “chicos”. Hay una hipersexualidad berreta en el ambiente, fuera de todo contexto y sentido que la sociedad adulta premia y festeja yéndosele en ello la vida, pero cualquier noticia que vincule sexualidad y minoridad los enloquece.
Se masturban todo el tiempo con imágenes redondas pero no se hacen cargo de que es imposible que los chicos sean impermeables a tanta teta y tanto culo. Quizás los chicos simplemente se estaban divirtiendo, repitiendo lo del baile y el sueño y aparecieron la maldad y los golpes, ¿por qué esos chicos sabrían manejar de otra manera la situación? Pero no deja de ser una anécdota. Lo cierto es que ahí está la víctima, tirada en el piso, semidesnudo, lo humillaron entre cuatro machos, pregunta y no hay ninguna respuesta y ni pregunta porque sabe que nadie le contestará y entonces será la primera vez que compruebe que no hay respuestas para sus preguntas y deberá averiguar todo solito, minga de patria, familia y religión.
Olvidate de la escuela. La escuela no sabe qué hacer con vos, afeminadito. Tampoco le importa. Vos nunca sos “nuestros” chicos. Vos sos afeminadito. Denuncia policial en la comisaría 2 de Reconquista, madre preocupada, programa de radio: La tarde ideal –no hay literatura, se llama así, la tarde ideal- Radio General Obligado la madre que cuenta que la directora le dijo que eso le pasó al nene por “cabezudo”(Sic). El periodista ideal de la tarde ideal quiere saber más. Y la mamá preocupada cuenta que la supervisora dijo: “¿Sabés por qué pasa eso? Yo te voy a decir: tu hijo es afeminado. Por eso pasa eso”. Silencio en la tarde ideal.
–¿Estás segura que dijo eso? Mirá que es muy grave.
–A mí me lo dijo. ¿Qué…me estás diciendo que no me lo dijo? A mí me lo dijo. La supervisora me hizo alejar al chico para que no escuche. Y entonces las fuerzas vivas, policía, directora Noemí Tortul (tampoco es literatura, se llama Noemí Tortul) y otra docente que van a la casa de mamá preocupada de nene afeminado y le dicen que tenga cuidado que las personas denunciadas pueden tomar represalias contra su hijo. El chico y sus hermanos no están yendo a la escuela. Los cuatro machitos sí. La mamá preocupada afirmó a quien quiera oírla que su hijo no es afeminado. Que no lo es. Que quede claro que no lo es. Y no importa si lo es o no. Importa que una autoridad escolar reconozca que a los chicos afeminados se los puede llevar al fondo del aula del jardín, bajarle los pantalones, manosearlo, humillarlo, burlarse y pegarle patadas varoniles en el estómago, en la espalda, en la boca.
Afeminaditos, ya lo saben. Todos los que estuvimos ahí lo sabemos. Por eso no tenemos que explicarnos el concepto de “orgullo gay”.
–¿Por qué hacen una marcha de orgullo gay?¿Orgullo de qué? Yo soy heterosexual y no hago ninguna marcha de orgullo.
–Porque a vos no te patean, ni te humillan, y no hay supervisoras que crean que es lógico que ocurra algo así, porque sos afeminadito. Porque vos no sos el putito del curso. Enorgullecerse de eso de lo que te obligan a avergonzarte es el primer acto político a favor de todos esos afeminaditos.
Si Dios tuvo algo que ver en la creación, deberán reconocer que nos hizo a todos. Dios también creó a los putitos de doce. Y a sus verdugos. Todos somos esta naturaleza que puede explotar con furia, en el fondo de un aula de jardín, en una escuela de barrio, en una población del norte santafesino. Todos podríamos ser el afeminadito.
**Nota publicada por OSVALDO BAZAN
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