Ayer se conmemoró un año más de la revuelta de Stonnewall que dio origen al movimiento de la diversidad sexual organizado, o lo que popularmente se conoce como el Orgullo Gay. Allá por 1969 fue la primera vez que se escuchó el grito de ¡Basta! de uno de los grupos minoritarios más vulnerados en la historia de la humanidad hasta nuestros días; aquel grito se hizo eco en todo el mundo y desde entonces generaciones de gays, lesbianas, bisexuales y trans decidimos hacernos escuchar y ser protagonistas de nuestra historia.
Organizada la lucha bajo consignas claras y concretas, y en medio de un frío que helaba hasta los huesos, ayer, martes 28 de junio se llevó a cabo en la ciudad de Salta la segunda marcha por el reconocimiento de nuestros derechos, la aprobación de la ley de identidad de género y el cese del abuso policial que sufre la comunidad de gays, lesbianas, bisexuales y trans salteñxs. A las 20:30 partimos desde el teleférico con destino a la legislatura de la provincia con la promesa de ser recibidxs por nuestros legisladores, quienes se habían comprometido tan sólo dos semanas atrás, abrir las puertas de la Cámara y escuchar nuestro reclamo. No bajó nadie, ni la diputada Mónica Petrocelli, quien personalmente se había comprometido a recibir el petitorio que habíamos elaborado, que quedó en mesa de entrada. O sea, que fue a parar la basura, o en el mejor de los casos a una caja que se llenará de polvo puesta sobre algún estante del palacio legislativo.
Una vez más el gobierno de Juan Manuel Urtubey nos niega; aunque ya nos desconoce desde el año 2008 que solicitamos la primer audiencia con él, o con algún funcionario representativo para nosotrxs. Ni Pablo Kosiner, Mónica Torfe, Santiago Godoy o José Vilariño, ni siquiera la misma secretaria de Derechos Humanos de la provincia María Pace, nadie nos da una respuesta. Pero recordemos estos nombres, y como estos funcionarios nos invisibilizan dejándonos fuera de cualquier propuesta de gobierno o política pública alguna, nosotros nos hacemos visibles, ponemos el cuerpo y salimos a la calle a reclamar por nuestros derechos. No pedimos, exigimos; no queremos ofrendas, queremos documentos firmados con nombre y apellido, proyectos concretos como los que presentamos, políticas públicas de inclusión real. Una concordancia con el modelo nacional que pregona la presidenta de los argentinos y las argentinas.
Es por eso que este martes no nos encontró flameando la banderita de los seis colores, bailando música de Madonna o temerosxs, nuestro orgullo es lucha, es reclamo; tenemos propuestas concretas. Estamos hartos de que nos mientan en la cara, queremos una Salta, de una vez por todas libre de discriminación. No más abuso policial, no más educación religiosa en las escuelas; exigimos la derogación de los códigos contravencionales que hacen a la policía de la provincia juez y parte de nuestras vidas. Estamos cansadxs pero más fuertes que nunca, con la firme convicción de que algo hay que hacer porque los crímenes de odio, los suicidios, la discriminación que hay en las escuelas a los niños y las niñas de la diversidad, la impunidad con la que se maneja la policía; todo esto no se lo van a llevar de arriba. Por todo esto y más es que decimos que nuestro orgullo es reclamo.
Prensa y Difusión de ALuDiS