domingo, 16 de mayo de 2010

La homosexualidad no es


Allá por 1215 el IV Concilio de Letrán proclamaba el matrimonio como indisoluble, monógamo y sagrado, como “Lo que Dios ha unido”. Y lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
Si tuviéramos que dar cuenta de cómo nos encuentra este 17 de mayo de 2010, en criollo, diríamos que el horno se encuentra más caliente que nunca en cuestiones de diversidad sexual y políticas públicas in(ex)clusivas. El tema ocupa el prime-time en los monopolios mediáticos, las portadas tanto de la AG Magazine como del Cristo Hoy, se habla del matrimonio gay, matrimonio universal u homomonio en la radio, en la calle, en el trabajo, en el Congreso, en los asados del domingo y hasta en lo de la “Chiqui” Legrand. Respecto al tratamiento, podría ser mejor, pero de que el tema se instaló, nadie puede negarlo.
Ahora ¿cuáles son las reglas y las estrategias del juego? Con los ojos puestos al 2011 este debate aparece como la bandera de la igualdad que muchos se pelean por portar y otros por quemar.
Repasemos un poco cómo se fueron desencadenando los hechos al día de hoy. Luego de muchos años de lucha, de idas y vueltas, de plantasos y faltazos el pasado martes 27 de abril la Cámara de diputados de la República Argentina otorgó media sanción al proyecto de ley que autoriza la modificación del Código Civil y permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. Hasta ese entonces las voces en contra ya tenían preparado todo un arsenal de argumentos en contra, uno más estúpido que el otro pero en fin, aquí los doy a conocer:
Primero fue la violación al orden natural que rompe con la idea de procreación, único y último fin del matrimonio para los opositores al proyecto, quienes parecen desconocer que los gays, las lesbianas, las travestis, y los bisexuales también podemos procrear. Como sea, este argumento se cayó pues de lo contrario se hacía explícita su esterilfobia, claro, porque entonces además del colectivo LGBTTTI también se ganaban en contra a las personas estériles ya que siguiendo esta (i)lógica idea tampoco podrían casarse. La idea de la homosexualidad como una sexualidad no reproductiva es vacía, considerando los avances de la ciencia en los últimos tiempos, además de factores de orden “natural” como ellos dicen, porque un gay tiene pito y una lesbiana vagina, por lo cual tranquilamente podrían procrear. Y en el caso de que no lo hicieran, no creo que la especie humana se acabe, salvo que todo el mundo se vuelva homosexual, y no como ellos quieren, heterosexual, además teniendo en cuenta la sobre explotación demográfica, etc, etc, etc.
Una vez que ya no podían aferrarse a esta idea, se ensañaron con la palabra “matrimonio”, teniendo en cuenta su etimología y su significado según el Diccionario de la (i)R(r)eal Academia Española, claro cómo no van a sostener lo que señala un “mata burros” para el cual que no existe la palabra homofobia, en fin, esta idiotez tampoco duró. Bastó para esto que un grupo de lingüistas y semiólogos escribieran sobre la “resemantización” o “resignificación” de las palabras hace ya muchos años y dieran numerosos ejemplos de cómo las palabras cambian con el transcurrir del tiempo. En conclusión, la vida secreta de las palabras es muy corta, como así también se hace manifiesto que en el grupo de lobbystas conservadores ninguno haya agarrado alguna vez un libro de sus bibliotecas de universidades católicas que hable sobre semiótica, semiología, o historia. Me pregunto… ¿Habrán leído alguna vez un escrito que se llama Declaración Universal de los Derechos Humanos?
Después de haber fracasado dos veces, ahora van por la adopción. Sentencian: - La salud mental de un niño con padres homosexuales corre peligro. Basta con ver cómo quedaron personas como Cinthia Hotton (la rubia a la que le robaron la cartera en la sesión del 27) o Bergoglio (el cardenal que encubrió casos de pedofilia). No, señores y señoras, ellos son hijos de padres heterosexuales y nadie duda de su salud mental, es obvia.
Por eso acompañado del discurso simpsoniano de “¡Nadie piensa en los niños!” ahora piden un plebiscito. Una jugada más sucia que la otra, porque tenemos que hacernos cargo de que si hoy buscan consenso social probablemente perderíamos como en la guerra. Rechazamos esta estrategia hasta que por lo menos 5 años de enseñanza de la materia Salud Sexual Integra en las escuelas nos deje ciudadanos menos derechos y más humanos. Y hasta tanto no consigamos desintoxicar a las personas del discurso machista, sexista y homófobo que domina las mentes argentinas.
Por todo lo antes planteado, no podemos negociar, no vamos a resignarnos con la Unión Civil o las otras pelotudeces que nos proponen para que nos callemos. No, ahora vamos por todo y todos vamos por ello. Este 17 de mayo no va a ser de ninguna manera un día más para nosotros, es el día en que todas las lágrimas derramadas por miles de parejas diversas, cobren importancia. No pedimos nada más que lo que merecemos por el sólo hecho de ser personas. Qué más falta, qué más esperan nuestros políticos si los argumentos que van en contra de la igualdad se caen a pedazos. No se dan cuenta que en realidad como dice un gran escritor, la homosexualidad no es nada.

Rodrigo Teves
Prensa y Difusión de ALuDiS

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